jueves, 2 de diciembre de 2010

LA ENERGIA DE LA VIDA

Cuando nuestra visión de lo que nos rodea está sesgada por los prejuicios o acotada dentro de nuestros supuestos altos conocimientos, acostumbramos a menospreciar otras posturas, sin atender en el respeto de la posibilidad de que la verdad no tiene señor ni dueño.
Cuando no valoramos más opciones que las nuestras e incluso pretendemos que la demostración empírica o retórica - por cierto, opuestas en si mismas- son la falsedad de las otras quizas estemos desvirtuando la nuestra.
Cuando a pesar de fundamentar nuestra postura con hechos y palabras contundentes, que confirman nuestra idea de manera relativamente cierta y teóricamente racional, eso no implica la validez absoluta y única de la misma.
Por lo general sabia es la frase "LOS ARBOLES NO NOS DEJAN VER EL BOSQUE"
Esta reflexión viene a cuento una vez acabada la lectura del libro "LA ENERGIA DE LA VIDA", interesante en conocimientos, decepcionante en expectativas -aunque esto es más un concepto subjetivo, ya que la expectativa de una cosa solo depende de la idea prefijada de antemano por uno mismo, de la satisfacción que te aporta y, por lo tanto, siempre es propia e intransferible- y respetable como ensayo, aunque a mi entender aporte poco como idea de vida.
Bien desarrollado como resumen científico empírico del funcionamiento bioquímico y bioenergético del cuerpo humano, pierde su contundencia cuando empieza a acercarse a la gran desconocida hasta la fecha que es la mente y pierde el norte cuando contempla y concluye con lo que expone en su concepto final de "VIDA".
Y lo pierde no por estar en desacuerdo con él, ya que precisamente mi postura siempre implica la aceptación de la información y el desarrollo personal de la misma según mi comprensión.. Lo pierde porque lo que en un principio es un resumen idóneo de conocimientos científicos, lo convierte en la teórica demostración de la falsedad de las demás ideas.
Precisamente para apoyar su idea de que el estrés -que en su peor expresión se desarrolla en un estado de alerta continuo, desmesurado y que deriva en ansiedad  y como efecto rebote en depresión- es la energía fundamental que nos permite vivir, recoge la idea de Buda que el sufrimiento es lo que nos lleva a la infelicidad y a desviar  nuestro camino hacia la Iluminación, convirtiendo poco más o menos a los que comparten dicha idea en holgazanes y meros parásitos de "no hacer nada" en la vida.
Cito textualmente "Los que viven el presente, olvidan el pasado y el futuro" 
No olvidan, simplemente no se preocupan, porque el pasado ya no puedes cambiarlo y el futuro aún no existe- precisamente por eso es absolutamente cambiante, impermanente.
Si la clave de nuestra razón de ser es tener una constante sensación de alerta  en nuestro entorno (espacio) y en nuestro devenir (tiempo) que teoricamente nos motive y nos haga competitivos, parece bastante mediocre el resultado de millones de años de evolución del Universo para crear un ser sintiente como nosotros.
Siendo un brillante y reputado investigador, quizás debería levantar un poco su perspectiva e intentar ver el bosque. Conceptos, como por ejemplo el apego, tambien podría considerarlos y probablemente entendería mejor la filosofía de Buda.
Los extremos siempre se tocan y el racionalismo científico o la heterodoxia extrema no dejan de ser el mismo perro con distinto collar.
NAMASTE

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